"...el cuento literario condensa la obsesión de la alimaña, hace perder al lector contacto con la desvaída realidad que le rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación"
Julio Cortázar: "Del cuento breve y sus alrededores"

lunes, 1 de julio de 2013

Un lugar, un momento; una lectura.

Qué leer depende del cuando y del donde, sin duda.
No es lo mismo leer en un autobús de transporte público en Madrid a las 7 de la mañana en pleno invierno a Murakami, donde lo onírico se presenta en toda su magnitud, que hacerlo en una tranquila playa un 17 de agosto recostado donde Verné o Doyle nos permitirán viajar; no es lo mismo, porque además no somos los mismos.
Uno puede leer lo que quiera cuando quiera pero no será la misma lectura, porque el ambiente influye en nuestra percepción de lo que nos rodea al igual que las horas de luz en nuestro estado de ánimo, y por ende también afecta a  nuestra percepción literaria. SEGUIR LEYENDO.