"...el cuento literario condensa la obsesión de la alimaña, hace perder al lector contacto con la desvaída realidad que le rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación"
Julio Cortázar: "Del cuento breve y sus alrededores"

lunes, 23 de marzo de 2015

Baroja, el olvidado escritor total

Es incomprensible como este autor apenas tiene repercusión en nuestra sociedad, más allá de alguna forzada efeméride. Tal vez por ser políticamente incorrecto en cuanto a nacionalismos se refiere o tal vez por su etiqueta de misógino, el hecho es que nuestros estudiantes cada vez saben menos de su obra y a los adultos se nos va olvidando su lectura.

En cambio, nadie puede dudar del talento literario de Pío Baroja. "La Busca", el primero de los libros de la magnífica trilogía "La lucha por la vida" es uno de los imprescindibles de la literatura española y una de las obras culmen del escritor vasco, pero también "El árbol de la ciencia", "Las aventuras de Santi Andía" o "La casa de Aizgorri", cada una en un subgénero narrativo muy diferente, son obras de lectura obligada para las personas ávidas de exquisiteces literarias. Los tonos son muy distintos, su ubicación histórica y geográfica, también, sus temáticas difieren opuestamente, pero en cambio existe un estilo propio narrativo que demuestran la calidad de Baroja.

Es más, mi última lectura del escritor vasco "Paradox, Rey", es un registro totalmente nuevo para mí. Escrita en 1906, la podemos definir como Vanguardista, anticipando mediante un humor absurdo las rupturas en el arte que se fueron produciendo en los inicios del siglo XX. Además, aunque encasillada como novela, el estilo teatralizado, y el uso de los diálogos marcan la acción y tiene más de lenguaje teatral que de novela propiamente.
Un viaje cargado de sinsentido, con unos personajes llenos de matices y contradicciones; algunos cargados de ingenio e ironía, otros de un pragmatismo maquiavélico; situaciones extremas con respuestas sorprendentes y diálogos, grandes e ingeniosos diálogos, marcan esta novela sorprendente. Sin duda un Baroja distinto al acostumbrado, pero sorprendente y genial como siempre.

"El hombre hace una referencia, se encasqueta el sombrero, se retira cojeando y se queda apoyado en la pared.

PARADOX.- ¿Quién es este hombre tan fatídico?

WOLF.- Es un aventurero que quiere que se le lleve al Cananí. He estado en varias guerras y en cada una ha perdido algún miembro.
PARADOX.- ¿Y qué va a hacer usted con él?
WOLF.- No sé. Es tuerto, cojo, manco, tiene dos cicatrices en la cara, una en la frente y dieciséis heridas en el cuerpo, y todavía dice que no hay nada como la guerra.
PARADOX.- Será humorista.
WOLF.- No es un hombre que tiene vocación para el heroísmo.
PARADOX.- Para el heroísmo...y para la ortopedia.
WOLF.- ¿Qué quiere  usted, señor Paradox? Yo creo que todas las locuras son respetables.
PARADOX.- Y yo también ¿Y cómo se llama este hombre fragmentario?
WOLF.- Hardibrás.
PARADOX.- Es un buen nombre de perro de aguas.
WOLF.- Pues ya ve usted, es un héroe."

                                                                                                              "Paradox, Rey"

No hay comentarios:

Publicar un comentario